Garrapatas
En el programa 5 dies de 16/6/23 hablamos con Antònia Ferrer Ferrà sobre las garrapatas.
Las garrapatas son animales ectoparásitos hematófagos, pues se alimentan de sangre. No son insectos, como la pulga o el piojo. Se clasifican en la clase arácnidos, concretamente en la subclase de los ácaros.
El tiempo seco seguido de lluvias, como el que hemos tenido últimamente, favorecen su aparición, con lo que ahora es mucho más fácil que nos den problemas.
Como muchos animales invertebrados pasan por un ciclo de vida que les lleva a ser un huevo, una larva, pequeñísima y con 6 patas, una ninfa, ya con ocho patas, y un adulto, de mayor tamaño. Además de parasitar a nuestras mascotas, mantienen su ciclo parasitando a roedores, conejos, pájaros y ganado. Ocasionalmente, también de las personas. Deben alimentarse de sangre en todas sus fases salvo en el estadío de huevo.
Una vez eclosionan, quedan a la espera de poder picar a un animal de sangre caliente, normalmente sobre tallos herbáceos, esperando el roce del animal. Entonces se encaraman a él, buscan la zona de la piel más adecuada según su estadio y le muerden, para extraer sangre. Su saliva contiene componentes anestésicos que evitan que el animal note la mordedura. Una vez se han alimentado lo suficiente descienden del animal, del que se dejan caer, quedan en reposo y se transforman en el siguiente estado de su ciclo, para volver a repetirlo hasta llegar al estado adulto.
Su principal problema es que transmiten diversas enfermedades, algunas de ellas muy graves y de difícil tratamiento: la Enfermedad de Lyme, la fiebre exantémica mediterránea, el TÍBOLA o la anaplasmosis, de origen bacteriano, la babesiosis, provocada por protozoos o la Fiebre Hemorrágica Crimea-Congo, en este caso vírica. Además pueden provocar parálisis ascendente, provocada por una neurotoxina producida por algunas especies de garrapata hembra.
Para evitarlas debemos:
proteger a nuestras mascotas de la picadura con antiparasitarios adecuados: collares, pipetas, pastillas…
Debemos evitar pasear nosotros mismos o con las mascotas por zonas herbáceas o con maleza, donde la parasitación será más probable.
Si hemos de transitar o trabajar en las mismas, usar ropa clara, manga larga, pantalón largo, con los calcetines por fuera o con botas atadas por fuera del pantalón.
Se recomienda el uso de un repelente de garrapatas.
Tras volver del campo o parque, revisar bien a las mascotas y el propio cuerpo.
En caso de picadura:
Estos parásitos se adhieren a la piel e insertan sus piezas bucales dentro de la misma.
Aunque es cierto que con aceite, vaselina o crema de manos se obstruye el espiráculo o abertura respiratoria, asfixiando a la garrapata, que se suelta, parece ser que esto favorece que regurgite fluidos, lo que facilita la transmisión de enfermedades. Tampoco debe aplicarse alcohol, gasolina o similares por el mismo motivo.
La técnica adecuada es proceder con un gancho para garrapatas o unas pinzas de punta fina, a ser posible curva. Se atrapa la garrapata por su parte más próxima a la piel y se empieza a tirar suave y lentamente, con una cierta rotación antihoraria, hasta que se consiga extraerla.
Limpiar la zona con agua y jabón. Aplicar luego un desinfectante. Si la zona se infecta o aparece un exantema (ojo de buey), acudir al médico.
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